La Rivera

La Rivera

Datos Técnicos

Dimensiones: 98 x 73 cm

Técnica: Óleo sobre lienzo

Vendido


Historia

El agua refleja la realidad que la rodea devolviéndonos imágenes de una verdad modificada. En sus diferentes estados proyecta mundos diversos desde ella o a  través de ella, devolviéndonos  imágenes más precisas, o bien transformando todo ese mundo y mezclando su interior con un exterior ajeno. Creando universos móviles, distorsionados, rotos, mezclando el cielo con el fango, la luz y la sombra. Uniendo todo ello en un plano único, fluido y homogéneo.

Rompiendo este plano con elementos externos con identidad propia, nos acerca a la imagen, situándonos en un presente tangible, más reconocible,  pero ella asimila la imagen, la interpreta e integra.

La realidad del agua es que es mutable, indestructible, creando corriente de ella misma siempre fluyendo, siempre igual y distinta, con  ritmo propio en cada una de sus manifestaciones, incluso retenida en recintos inmóviles corre a través de ella misma.

Hay una entidad reconocible en el agua como germen de vida, de espiritualidad o de purificación actuando de espejo de la realidad que le rodea.

Todas estas cualidades del agua son inherentes al ser humano, formado en su mayor parte de agua y con similares capacidades de transformación. Dependiendo de su estado de ánimo puede percibir la realidad de diferentes maneras y, a su vez,  devolver esta realidad con una emoción más concreta o dispersa, mostrándonos el reflejo de su propio universo.

El agua, al igual que el ser humano, en su ciclo vital  se convierte en un elemento transformador; modela  y erosiona el medio en su búsqueda hacia el océano para volver a elevarse y caer en un ciclo constante de vida y muerte. Pero en ambos su esencia permanece, su humedad, su huella, su fuerza creadora, aportando su universo cambiante a los ojos que quieran ver más allá de su superficie.

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